A pesar de dejar todo en la cancha, y sacar ventajas técnicas y futbolísticas, los dirigidos por Betito no pudieron llevarse la victoria de Idischland frente a un equipo como Scholem que fue a hacer su trabajo y le salió mejor de lo que esperaba.
Por el enviado especial, Marcos Segal, CNN, Once.
El partido comenzó ya con un poco de nerviosismo por parte de los de Monte Grande debido al retraso en el horario del encuentro, que debería haber comenzado a las 13 y el silbato inicial sonó alrededor de las 14, teniendo algunos jugadores que cumplir compromisos laborales como el central Julito.
A pesar de eso, el Csis empezó a dominar al partido frente a un rival que venía con una autoestima alta por haber ganado sus primero dos partidos, pero que nunca le encontró la vuelta al funcionamiento del equipo de Betito. Y así comenzaron a adelantarse los celestes hacia el arco de Scholem, cada vez con más profundidad generando situaciones claras de gol. Una pelota cruzada de Itamar que nadie llega a conectar, un palo que le dice que no a los de Csis, un travesaño que salva los locales, mientras que Scholem solo podía llegar con contraataques, pero nada claro, salvo dos pelotas que una fue salvada por el arquero Alan Irade, de gran actuación durante todo el encuentro, amagando al delantero y quedándose con la pelota para salir jugando, y otra de Julito que caído en el piso y con el atacante de ellos a punto de definir, pone el pie con la furia de William Wallace y despeja la pelota. (Cabe destacar la actitud de guerrero de Julito que caído en el piso y luego de despejar la pelota, hace un festejo levantando fuerte los puños como si hubiera convertido el gol en la Final del Mundial contra Brasil). Y así se fue el primer tiempo, con un Csis manejando los tiempos y el balón, pero con un Scholem que estaba dispuesto a aguantarse la que venga (con alguna ayuda de la suerte) y probar su destino en el arco contrario.
Ya en el segundo tiempo empezaron a venir las situaciones más claras para Csis, pero no eran de esos días en que se hacían fáciles las cosas, cada vez el arco se hacía más pequeño y la suerte de Scholem más grande. Hasta que en una contra para el local a los 15’ del complemento, con confusión de la posición de algunos delanteros, generan una jugada en la que queda un jugador solo frente al arquero luego de un centro y con solo tocar la redonda, ésta acaricia la red para poner a Scholem un escalón arriba de los de Monte Grande.
A partir de ese momento el local hizo lo que mejor sabe hacer en una cancha tan chica como la que juegan: esperar todos bien atrás cerraditos y dejar todo en manos del destino, sabiendo que no volverían a encontrarse con una situación tan clara y que los del Csis estaban dispuestos a dejar todo en la cancha.
Betito empieza a meter mano en el equipo, entra Ale Safron por Brian Perckis, que se quedó distraído en la autopista y nunca pudo encontrar el ritmo del juego, luego Leonel Kraushaar por Ale Freue, mas adelante Agustín Fernandez por Jonathan Segal, y por ultimo Guido S. por Gamliel, pero lo único que pasaba era el tiempo y la cantidad de situaciones, pero nunca se llego al gol.
En la cancha se vieron dos jugadores destacados en la fecha: un Alan Irade que se tuvo mucha confianza siempre en el arco, salió a buscar pelotas para evitar peligro en los pelotazos de los locales y un Julito Hanna muy firme cumpliendo a rajatabla su misión, no dejar pasar a nadie al área del Csis.
Y llego el pitido final con la alegría para los locales de Scholem que lograron una hazaña, y la tristeza y amargura para los de Monte Grande que dejaron todo en la cancha y por esas cosas del futbol la pelota no quiso entrar nunca durante los 90’ de juego, aunque varias veces fallamos nosotros mismos en las definiciones apresuradas por el nerviosismo de no querer perder el partido.
Es un campeonato largo y hay revanchas, un tropezón no es caída y como dijo un sabio filosofo: “Nos sacamos la presión de la derrota“. A seguir luchando equipo.
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